Foto: Arreglo floral, septiembre de 2022
Cada mañana, comenzamos de nuevo a los ojos del Señor.
No vemos dónde estamos o qué somos. Empezamos en la ceguera. Andamos a tientas a través de este medio que llamamos tiempo, desconcertados por sus sorpresas. Lleno de desconfianza y arrogancia. Creemos que podemos hacer que las cosas sucedan.
Sin embargo, nada en el tiempo es una sorpresa; ya existe en el cuerpo de Dios, y es conocido. Sólo nos sorprendemos porque no sabemos. Nuestra desconfianza y arrogancia son producciones de nuestro ego. Nuestra creencia de que podemos hacer que las cosas sucedan es falsa. ¿Hacemos crecer la hierba? ¿El cielo es azul porque lo hicimos así? Nada de lo que sucede está hecho por los hombres.
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