Foto: El Clearwater amarrado en el muelle de Piermont, NY. octubre de 2022.
El respeto es algo que me gano con mi esfuerzo.
No es que pueda simplemente tener respeto desarrollando un concepto intelectual que me haga respetuoso. El respeto surge de una conexión orgánica con el Ser y la vida. Si desarrollo esa conexión, surgirá el respeto.
El respeto es más del orden de un regalo que una actitud que poseo. Si me esfuerzo lo suficiente, si profundizo en mí mismo, llegará el respeto. Me encontraré en un estado donde el respeto es natural y obvio, donde no tengo otra opción que respetar, porque mis partes se han realineado correctamente. No hay duda de un momento en que las partes se han realineado correctamente porque entran en un estado objetivo y mi subjetividad ya no regula mi actitud ni mis energías internas.
El objetivo de la vida es ayudar a trabajar hacia este realineamiento. Sin ello, nada significa realmente nada; con él, me convierto en un sirviente de las energías cósmicas que rigen las leyes de la tierra y la existencia en este planeta. Esas leyes, como resultado, requieren un tipo de existencia absolutamente diferente de mí que el que creamos para nosotros mismos como humanos en nuestro estado ordinario. He entrado en un reino diferente.
Esto confiere una libertad del estado tosco y confuso de la existencia ordinaria y sus actividades; pero igualmente me confiere un nuevo conjunto de responsabilidades. He venido bajo diferentes leyes. La libertad viene bajo nuevas leyes de diferente naturaleza. Cuando esto sucede, entro en un tipo diferente de servicio. Esta libertad es un movimiento hacia un reino diferente. Servir objetivamente es ser libre.
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